Pabellón Coreano

Escondido entre los árboles, este remanso de paz es de las locaciones menos visitadas y más conocidas del Bosque de Chapultepec. La estructura llegó a México en 1968, como una muestra de amistad entre Corea del sur y nuestro país. De hecho, es una réplica del lugar donde se firmó la independencia de la nación asiática.

Aunque no es difícil de encontrar (seguro la habrás visto desde tu auto o caminando sobre avenida Reforma), para acceder al espacio deberás regístrate. ¿La razón? El pabellón coreano se encuentra en el mero centro del Jardín de la Tercera Edad, un espacio dedicado a adultos mayores. En el jardín podrás disfrutar de la calma y tranquilidad de un área dedicada a la relajación y la contemplación, repleta de fuentes, aves y vida verde.

La escondida

Rodeado por naturaleza y cuerpos de agua, La escondida es de esos restaurantes que destacan por la mezcla de su locación y cocina. Aquí el lechón y el conejo destacan por su sabor que, por cierto, puedes acompañar de una selección de vinos y tequilas bastante interesante. Por supuesto, la idea es mantener un ambiente familiar, así que suele ser bastante concurrido en fines de semana.

Parque La Pagoda

Además de jacarandas y cerezos, Japón y México tiene mucho más en común. Este lugar es una prueba. Esta es una de las áreas verdes más célebres de la zona sur. Y, también,  uno de nuestros lugares secretos en la Ciudad de México favoritos. Alojado en la colonia Country Club, a un lado de los Estudios Churubusco, el parque Masayoshi Ohira ha sido testigo de nuestra vida desde hace 80 años.

Inicialmente, en 1942, el espacio estaba ocupado por una pagoda, un lago, un laberinto y un pozo. Sin embargo, tras un incendio en los 70 permaneció abandonado hasta su reconstrucción en la década siguiente. El nombre actual del parque fue dado en honor al primer ministro japonés, primer funcionario con ese cargo en venir a México.Además de jacarandas y cerezos, Japón y México tiene mucho más en común.

Audiorama de Chapultepec

Según las narraciones mexicas, en este pequeño rincón se encuentra la entrada que conducía hacia el Mictlán, por lo que la zona era considerada un puente entre los vivos y los muertos. También es una tumba real para el último gobernante tolteca Huémac y parte del sendero que Maximiliano y Carlota de Habsburgo recorrían para salir del Castillo. Finalmente en 1972 se convirtió en el Audiorama que Salvador Novo llamó “En la flor y el canto”.

Actualmente, existe como un refugio para los amantes de la lectura y la música. Y es que aquí no solo puedes solicitar préstamo de libros, sino gozar de la selección diaria de música: desde ritmos tradicionales internacionales, hasta jazz, chill out e incluso new age. Por supuesto, la entrada es gratuita.

Piso Cuatro

Cerramos con broche de oro. Piso Cuatro es el lugar perfecto para darle pausa al ruido de la ciudad, sin salir de ella, y solo disfrutar. Ubicado en Zona Esmeralda, ofrece una terraza increíble donde gozar de lo mejor de la mixología y la cocina gourmet. El espacio incorpora vegetación, madera, luz natural y una cocina abierta para  construir su personalidad única. En cuanto a la comida, se tratan de platillos fusión que incorporan características de la comida mexicana. Como sea, nuestra recomendación personal son las tostadas de atún, las almejas a la parmesana o el pulpo a las brasas.

Hay quien describe a Piso Cuatro como el it place, y no se equivoca.

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