Slow food es un movimiento que nació como respuesta a una de las inquietudes más importantes del último siglo: la alimentación. Si te interesan los estilos de vida equilibrados y conscientes, puede que el caracol que simboliza este movimiento te suene conocido. Y si no, ¡nosotros te los presentamos!
Una reacción en cadena
Todo comenzó en la década de los 80 del siglo pasado. Específicamente en 1986, cuando un grupo de periodistas y activistas organizaron manifestaciones espontáneas, como respuesta a la inauguración de una sucursal de McDonald’s en la plaza España de Roma. Así, lo que empezó como una protesta, poco a poco ganó adeptos y creció a través de Europa, hasta que en 1989 se funda el movimiento internacional Slow Food.
De ahí en adelante, la historia Slow Food está llena de acciones, debates e ideas que nos invitan a reflexionar sobre cómo nos alimentamos y cómo cuidamos nuestros recursos. De hecho, a partir de 1996 se celebra de manera bienal un evento llamado Salone del gusto, una de las ferias internacionales más importantes dedicadas a la alimentación artesanal y sostenible, y a los pequeños productores escala que se ocupan de proteger las tradiciones locales y los productos de alta calidad.
Vale, ¿pero cómo puedo ser parte?
Slow food es un estilo de vida
La alimentación es el centro de nuestra vida y de muchas de nuestras actividades, así que no es difícil darse que cuenta que un movimiento como este no se trata solamente del acto de comer. Sí, se trata del disfrute, aunque también de reconocer todo lo que sucede detrás y alrededor de la producción de nuestros alimentos.
Tal como afirma su filosofía, el objetivo es lograr un mundo donde todos puedan acceder y disfrutar de una comida buena para quienes la consumen, la producen y para el planeta. Abiertamente opuestos a la estandarización del gusto, la cultura y al poder de las multinacionales de la industria alimentaria, en término simples, slow food tiene tres principios básicos:
- Bueno: de calidad, sabroso y saludable
- Limpio: producción que no dañe el medio ambiente
- Justo: condiciones y salarios justos para los productores
Eso quiere decir que si tienes interés en este movimiento, deberás priorizar el consumo de productos directo de productores locales, ya que, como sabemos, es una buena manera de reducir el impacto ambiental individual. Sin embargo, para ser estilo de vida, tiene que formar parte de tus acciones diarias, así que… ¿qué hay con el comer?
Pues bien, una alimentación slow consiste en disfrutar de los alimentos, la preparación, los ingredientes, su precedencia. Más lejos todavía, es entender el acto de sentarnos a la mesa como un ritual que nos une con otras personas. ¿No te recuerda al estilo slow life?
El movimiento slow food tiene presencia en todo lo largo y ancho del mundo. Sus delegados y comunidades se dedican a crear acciones específicas que permitan la mejora de calidad de vida y disminuyan el desplazamiento urbano. Así que ya sabes, si te interesa formar parte, busca el caracol de la vida lenta.
¿Qué te parece el estilo de vida que propone el movimiento slow food?
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